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Cuatro millones de turistas, de ellos 600.000 extranjeros, circulan por las doce sedes, muchos de ellos dispuestos a pagar hasta 250 dólares para "alquilar amigos" que les muestren las ciudades con una mirada diferente.
Cuatro millones de turistas, de ellos 600.000 extranjeros, circulan por las doce sedes, muchos de ellos dispuestos a pagar hasta 250 dólares para “alquilar amigos” que les muestren las ciudades con una mirada diferente.
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Sao Paulo, 27 jun (EFE).- El Mundial de Brasil 2014 ha entrado en su tercera semana y unos cuatro millones de turistas, de ellos 600.000 extranjeros, circulan por las doce sedes, muchos de ellos dispuestos a pagar hasta 250 dólares para “alquilar amigos” que les muestren las ciudades con una mirada diferente.

El “amigo de alquiler”, contratado para conocer las ciudades con un punto de vista diferente al de un guía turístico, está disponible en la plataforma de internet Rent a Local Friend, creada por la brasileña, Alice Moura, que ha unido su pasión por los viajes con el poder de la red.

La idea, que surgió del interés común de “colegas viajeros”, parte del “concepto principal de encontrar a alguien parecido a uno para ser su amigo y que hable la misma lengua y tenga los mismos intereses para realizar un tour diferenciado”, comentó Moura a Efe.

La “amiga de alquiler” Aline Silva, con un año de trabajo en ese campo, se interesó en el asunto después de recibir a un grupo de chinos en Sao Paulo, a los que les gustaron las recomendaciones y sugirieron que se vinculase al Rent a Local Friend.

“Cuando registré mi perfil era para tener una fuente de renta extra, pero con algo placentero como una red social de viajes, una forma de practicar otro idioma y la oportunidad de conocer culturas diferentes”, destacó Silva, también experta en mercadotecnia.

Con dominio del español y el inglés, Silva presta sus servicios en Sao Paulo con una propuestas de tours “inusitados y exóticos” para personas con gustos similares a los de ella.

“En la medida que uno presenta su perfil atrae tipos de personas, pero en mi caso atraigo turistas corporativos que vienen por primera vez a Sao Paulo, y con el Mundial el volumen aumentó”, resaltó.

Silva ajusta sus horarios de trabajo para poder ser “amiga de alquiler” y con un promedio de seis tours durante los fines de semana del mes, gana unos 1.500 reales (unos 683 dólares), “haciendo cosas por gusto”, más el agregado de “conocer nuevas culturas”.

El proyecto da prioridad a la identificación de perfiles afines, pues los “amigos de alquiler” disponen de fotos, contactos y un texto en el que explican sus gustos.

“Viví en Londres hace unos seis años y luego me cambié para Lisboa. En esa fase visitaba muchos amigos y me quedaba en la casa de ellos, los viajes eran divertidas y auténticas con compañía”, recordó Moura.

La fundadora del proyecto añadió: “es un estilo de viaje que me gustaba mucho y siempre buscaba a alguien con gustos parecidos en cada viaje, para tener un circuito alternativo”.

Esa experiencia personal, llevó a Moura aumentar su número de amigos “informalmente”, hasta poner en marcha la idea de crear “una comunidad ‘online’, en la que se intercambia cultura sin salir de casa” y ganando un dinero extra.

Desde hace dos años, la página web se ha convertido en una plataforma global, en la que también se califica el servicio prestado por los “amigos de alquiler”.

En la actualidad, la plataforma tiene “amigos de alquiler” de 22 países, como Brasil que aporta al proyecto personas de 24 ciudades.

Junto a Brasil, países como Argentina, Colombia y Uruguay tienen un número grande de registrados, aunque la mayoría proviene de países europeos y asiáticos.

Los “amigos de alquiler” tienen un costo medio de 100 dólares, aunque dependiendo de las necesidades el turista puede pagar hasta 250 dólares.

El precio, sin embargo, puede varias y ser pactado directamente entre el turista y el “amigo de alquiler”.

Silva, que también es guía “tradicional”, contó por ejemplo que varios de sus colegas de trabajo se unieron al proyecto y prefieren dejar, a veces, los museos y puntos turísticos, por simples visitas al supermercado, acompañar a los turistas a restaurantes o de compras. EFE