A raíz de los sucesos del 9/11, todo aquel que viaja por los aeropuertos hoy en día tiene que elegir entre dos opciones:
ser registrado de forma tan íntima que podría ser considerada como violación de no ser por que está legalmente permitido en los aeropuertos americanos.
La otra es pasar por un escáner que emite no solo imágenes del cuerpo al desnudo, sino también radiación.
Esta forma de seguridad aeroportuaria es considerada como necesaria a falta de otra mejor después de los ataques aéreos perpetrados a las entonces torres gemelas de Nueva York.
Otro paso para “garantizar” la seguridad nacional, ha sido el incremento de las redadas anti inmigrantes para expulsar y prevenir el acceso de posibles terroristas al país.
Aunque la realidad ha sido otra.
Hasta la fecha, los expulsados del país han sido trabajadores y personas regulares junto con individuos que han cometido cualquier tipo de crimen; aunque a la mayoría, lo único que los criminaliza es el hecho de no tener una tarjeta de residencia o un permiso de trabajo.
Esto ha suscitado una ola anti inmigrante y xenofobia en todo el país, la cual se recrudece conforme la crisis financiera se extiende; al grado de que varios estados -Arizona y Alabama entre ellos-, crearon leyes para penalizar la falta de documentos que acrediten un status migratorio legal.
Gracias a esto, familias han sido separadas y gran cantidad de abusos cometidos en pro de un país “libre de terroristas”.
Por otro lado, en materia legal, la implementación del llamado Acto Patriótico y la extensión de ciertas provisiones del mismo, conceden poder al gobierno de suspender los derechos constitucionales de los ciudadanos.
Con dicha ley, el gobierno tiene permitido intervenir su línea de teléfono; hacer búsquedas en su casa sin su conocimiento o consentimiento; de poseer libre acceso a su información confidencial -como historial médico, cuentas bancarias, y hasta sitios que visita en la red- y todo en nombre de la seguridad nacional.
Esto convierte al gobierno en un supervisor pasivo que espera el momento en que cualquiera luzca como una amenaza a la nación -lo cual puede ser un término bastante ambiguo- para congelar sus cuentas monetarias y arrestarlo bajo simple sospecha de posar como un peligro para la seguridad de la nación.
La amenaza de este siglo es el terrorismo. Dicho peligro parece ser algo permanente; así que no espere que las medidas tomadas lleguen a una parada duradera o tomen una fuerte desviación. Aunque Obama firmó el pasado 1ro. de mayo solo una extensión de algunas de las cláusulas del llamado “Acto Patriótico”, solo hace falta que suceda algún otro evento considerado como terrorista dentro del país para que dicha ley sea convertida en permanente -toco madera.
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Columna I El control extendido y el gobierno: ¿buena combinación?
