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Segundo debate electoral en México, más balanceado que el anterior.
Segundo debate electoral en México, más balanceado que el anterior.
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El presente debate fue en general uno más balanceado, donde cada candidato tuvo e hizo uso de la oportunidad de exponer sus ideas a los electores.

Lo comenzó el priista Enrique Peña Nieto, hablando sobre la inutilidad de la democracia dados los resultados en el cambio de partido en el gobierno; además de puntualizar que el materializará aquellos derechos a la salud, a la educación, a mejores sueldos, etc.; proponiendo para lograrlo un congreso que sí funcione, mayor participación ciudadana [¿?] y un gobierno transparente.

Durante su exposición, EPN propuso varias cosas, como un seguro medico universal, ayuda a madres solteras y a personas de la tercera edad- bueno, básicamente las cosas que López Obrador logró hacer en el Distrito Federal mientras que fuera gobernante.

Pero cuando EPN habla de acabar con el hambre y la pobreza, me sigue sonando a discurso acartonado y abstracto que en realidad su partido nunca pudo lograr, más bien todo lo contrario. Mientras el PRI estuvo en el poder, aumentó la cantidad de pobres, mientras que los ricos se hicieron billonarios y hasta hoy en día algunos están posicionados en las listas de los más acaudalados de todo el planeta.

No vi sinceridad en sus palabras, ya que en ningún momento acepta la corrupción aun presente en su partido y su papel en la ruina de México como lo hiciera en su momento el finado excandidato priista Colosio. Más bien lo encubre o se deslinda de los casos de corrupción dentro del PRI, por los cuales funcionarios de EE.UU. dudan ahora del partido.

Le siguió Josefina Vázquez Mota hablando de la poca participación de la mujer en la política, a la vez que se dedicó a atacar a los otros candidatos, sobre todo al del PRI -a quien cuestionó por dedicar su tesis al priista Arturo Montiel, acusado de corrupción- y al del PRD -a quien recordó su militancia en el PRI en los años 70, teniendo él 19 años.

Enfatizó en su singularidad como mujer e igual que EPN, resaltó solo las cosas positivas en México durante el gobierno de su partido.

En general, fue con actitud de exponer los lados flacos de sus contrincantes, y en opinión de algunos, atacó; pero no noqueó.

Por su parte, la bandera de Gabriel Cuadri de la Torre de apoyar a los homosexuales y el aborto han sido temas en boga en EE.UU. en las presentes elecciones desde hace unos años. Aunque en él, más bien parecían simples puntos de contradicción, para evidenciar la falta de compromiso de los otros candidatos en esos aspectos.

Su actitud fue más la de alguien inquisitivo en temas específicos, desviándose un poco de los problemas generales, a lo que los otros cedieron un poco sin desviarse mucho. Después usó lo dicho para evidenciar la falta de compromiso de los demás candidatos, una estrategia que me pareció bastante ineficaz. Constantemente, tomó su posición de candidato para tratar de comprometer a los otros tres con sus ideas y perspectivas alternas. Su participación en esta ocasión fue más repetitiva y menos atractiva y brillante que en el debate pasado.

Por su parte, AMLO fue rebatido por supuestamente no presentar datos reales. Presentó sus propuestas y siguió los temas, cosa que casi no hizo en el debate pasado, ya que llevaba una agenda muy distinta: la de poner en evidencia a una mafia de poder que ha socavado a México; cosa que por un lado, me pareció aventurada, pero por otro, un poco irritante, ya que no mostró preparación para el debate político. Tal vez no era el sitio para hacerlo; pero se jugó sus cartas y al parecer le favoreció hasta cierto grado.

Por otro lado, me pareció bastante peculiar que fuera él el único candidato que propuso insistentemente combatir la corrupción dentro de la política mexicana como una de sus medidas para hacer crecer el país, cosa que Cuadri y JVM mencionaron muy superficialmente y que EPN no incluyó para nada en sus proposiciones. ¿Será que piensan que no hace falta hacerlo o pensarán realmente que la corrupción no existe en México?

En general, el debate estuvo interesante. A diferencia del pasado, en el que se atacó a EPN quien, según algunas encuestas, se mostraba como favorito; en esta ocasión, cada candidato tuvo oportunidad de ofrecer soluciones a problemas profundos dentro del país azteca. Aunque JVM a su vez, siguió su campaña de desprestigio como en el pasado debate, aunque ahora más repartida contra sus tres contrincantes. Tal vez por que siente lo inminente, que ha perdido un terreno irrecuperable.

En general, escuchamos cosas interesantes como un desarrollo agropecuario y tratados con China (Quadri); o el impulso de la producción nacional en lugar de hacer más tratados (AMLO); el fin al fuero o protección política para que ante la ley todo mexicano pague por actos criminales (JVM); y la unión de México en un bloque con EE.UU. y Canadá (EPN), cosa que se viene gestando hace tiempo, propuesta primero por George Bush y posteriormente seguida por su hijo George W. Bush, y que muchos temen solo haría de México un estado subordinado directo al servicio de sus dos vecinos, cosa que ya no está tan lejos de la realidad en el presente.

Cuadri y EPN apostaron al subsidio extranjero sobre empresas mexicanas, como pasó con PEMEX, la compañía eléctrica, etc. AMLO se opuso y propuso una mejor gestión de los recursos. En lo personal, viendo los precios de la gasolina en México, pienso que los subsidios son la peor opción.

Por otro lado, el hecho de que entre las propuestas de los candidatos esté un “México incluyente” donde se impulse al discapacitado y se apoye a la mujer por medio de políticas, infraestructura y apertura, suena anacrónico ya. Hace 12 años que comenzamos un nuevo siglo y los candidatos siguen hablando aun de dar derechos de igualdad a la mujer y adaptar espacios para discapacitados. Estas cuestiones deberían ya estar, sino resueltas, en el camino a resolverse.

Los cuatro, al final, cerraron el debate; AMLO, haciendo un llamado a la unión; Cuadri, tachando de dinosaurios, ineptos, populistas y divisionistas a cada cual de sus opositores; EPN, llamando a la reconciliación y lanzando más promesas; mientras que JVM lo hizo valuando a AMLO y a EPN como una sola cosa y a ella misma como la opción a seguir, ofreciendo un gobierno de coalición, pero según palabras de Obrador, más de lo mismo.

México presenció un debate más. Vió interactuar a sus candidatos y les escucho proponer soluciones a problemas de generaciones como la pobreza, la corrupción y el crecimiento del país. Esperemos que no solo la gente se envuelva en el proceso y vote conscientemente, sino que también el IFE y el gobierno faciliten unas elecciones legales y transparentes, como se merece un país que pide desesperadamente un cambio.

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